Cambios

Hoy cierro una de las mejores etapas de mi vida en cuanto a negocios, y no puedo evitar sentir que es un momento importante. Este proyecto, que ha sido tan significativo para mí, me ha dejado mucho más de lo que imaginaba al principio. Ha sido un viaje lleno de momentos increíbles, de personas valiosas que he conocido, de viajes, de relaciones y, sobre todo, de lecciones que nunca voy a olvidar.

Y aunque siempre me da un poco de pena cuando algo termina, hoy me siento en paz. He aprendido tanto. Me ha permitido rodearme de personas que vibran de la misma forma que yo. Siempre he creído en esa frase que me ha guiado: “Júntate con personas que vibren igual que tú, que te mantengan en sintonía”. Y eso es algo que trato de buscar constantemente: rodearme de energías similares. De alguna manera, eso me ha mantenido en el camino y ha hecho que cada paso sea mucho más enriquecedor.

A veces, me pongo a pensar, y me da un poco de tristeza que algo tan bueno haya llegado a su fin. Pero al mismo tiempo, me alegra saber que todo terminó de manera positiva, sin rencores, sin remordimientos… es una señal de que quizá no era mi unico camino. Y, aunque este ciclo se cierra, no quiero perder de vista lo que hemos logrado. Al final, he hecho un gran amigo. Y sé que, en el futuro, es probable que volvamos a cruzarnos en nuevos proyectos. Porque, al final, eso también es parte del crecimiento, ¿no? Aprender, evolucionar y hacer que las relaciones sean siempre más profundas y genuinas.

Este proceso me ha dejado un montón de aprendizajes. He aprendido sobre organización, sobre ventas, sobre cómo gestionar equipos y cómo tomar decisiones que impacten de verdad. Y aunque en algún momento sentí que este proyecto podía haber llegado mucho más lejos, hoy me siento mejor conmigo mismo. Porque me doy cuenta de que todo fue un proceso de aprendizaje, y eso es lo que realmente importa.

Internamente, me siento más tranquilo. Sé que no todo fue perfecto, que siempre hay cosas que podrían haber salido mejor. Pero estoy en paz porque sé que todo lo que hicimos, lo hicimos con todo lo que teníamos. Y no, no siempre se puede controlar todo. El mercado, los desafíos, las sorpresas… todo eso está ahí, como una jungla que constantemente pone a prueba nuestro enfoque y determinación. Pero, al final, lo importante es no perder el rumbo. Es no quedarnos quietos. Nunca bajar la guardia.

Sé que lo que viene será mucho mejor. Este cambio de rumbo, aunque pequeño, tiene un gran impacto. Y creo que este nuevo camino será más fuerte y más claro que nunca. Es una sensación de que todo lo que hemos vivido nos está llevando a algo aún más grande. Y yo no puedo estar más listo para ello.

Así que, hoy, no me despido de este capítulo con tristeza. Lo hago con gratitud. Porque cada paso que damos nos acerca más a lo que realmente queremos, y estoy convencido de que lo mejor está por venir.